¿A vosotros no os duelen los atardeceres?
A mí me saben a andenes,
a heridas mal cicatrizadas,
a guitarras desafinadas,
a arritmias,
a nudos en el pelo,
a salitre en los ojos,
a uñas mordidas,
a pantalones desgastados,
a calle sin salida,
a llamadas perdidas,
a la página arrancada de un libro,
a la fecha del reverso de una foto.
Puede que sea por eso, porque me saben a todo y a nada, que sea el sitio perfecto donde quedar; algo ideal para debernos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario