HIPNOSIS.

[SOUNDTRACK: entre tus piernas]

Vamos a jugar a un juego.
Primero cierra los ojos. ¿Ya?

Ahora imagínate frente a un espejo. Pero no, no resaltes tus defectos.
Fíjate en esos ojos. Sí, aunque no sean azules.
¿Y qué me dices de tu sonrisa? Está ahí y es preciosa, ¿por qué no la usas más a menudo?
A partir de ahora, esas van a ser tus dos armas. Armas letales.

Sigue imaginándote frente al espejo y ahora mírate cerrar los ojos y acariciar tu cuerpo.
Abrázate. ¿Se siente bien en tu propia piel?
Pues aprovéchalo y así no dependerás de nadie.

Ahora sal a la calle, corriendo tan rápido como puedas, y detente en mitad de la calzada.
¿Por qué gritan los conductores?
Claro, porque te has saltado las normas de seguridad vial.

[SOUNDTRACK: el cuento de nadie]

Vuelve a cerrar tus ojos imaginarios y, al abrirlos, te encuentras en un mundo sin más leyes que las innatas.
Ahora contéstame: ¿es el hombre malo por naturaleza?

Respóndeme, ¿qué tienes en las manos?
Nada, ¿verdad?
Porque tus armas, recuerda, son una sonrisa y tu mirada.

Y ahora no existe el dinero, pero sí el afán de superación.
Si miras en la prensa, ¿qué ves?
Ni una guerra, ni disputa, ni suicidio por un desahucio, claro.

Vuelve a cerrar los ojos de tu mente y ahora vete a donde más quieras y con quien más quieras.
No me lo digas: ¿un atardecer?
¿Te preocupa estar sola?
He dicho "con quien más quieras". No sé por qué te sorprende que ese alguien seas tú.

Ahora no dependes de nadie.
Ahora puedes disparar a quien quieras, que te devolverán el tiro con otra sonrisa.

[SOUNDTRACK: segundo movimiento]

¿Qué quieres hacer?
Pues hazlo.

¿A quién quieres querer?
Pues quiérele.

Que no es tan fácil, dirás.
Pero es un mundo alcanzable con sólo cerrar los ojos, no lo olvides.

Ahora cierra los ojos y abre los de verdad.

Mira a tu alrededor.
¿Te gusta?

Entonces la próxima vez que busques a la persona, que sea aquella que te diga "te querré hasta la vida".