proverbio arabe

23 de diciembre de 2013

Soundtrack: standby

Porque pasaba las noches imaginando sus ojos azules -que son los que más duelen, y creedme que sé de qué hablo-.
Pero qué mejor forma de suicidarse poquito a poco. No sé, llamadme loca.

1 comentario:

  1. Se levantó un día, era primavera, salía a pasear cada día, y el viento se fijó en ella, y ella empezó a fijarse en él. Se veían todas las mañanas, el viento estaba enamorado de aquella chica, acariciaba su pelo, y la besaba en la cara sin que ella se diera cuenta, pero le encantaba esa sensación de caminar con y contra el viento, ya que era experta en ir a contracorriente. El tiempo pasaba y con él los recuerdos, decía, que con el paso de los días, si llegó a sentir como la besaba por las mañanas, como le bailaba a cada paso que daba, y como, por el contrario, la abrazaba por las noches, hasta que el sueño se posaba en sus párpados. Decía del viento que tenía los ojos marrones y el pelo oscuro, y vestía de colores, no sé, llamadla loca. El tiempo siguió su curso, y un día llego la lluvia, cambiándolo todo para ella. Empezó a sentir cosas que con el viento no hacía, salía por las mañanas más temprano para estar más tiempo con él, se sentía libre mirando al cielo y dejando que la lluvia acariciase su cara, como rozaba su pelo. Pero como todos saben, el viento y la lluvia son como hermanos, almas gemelas, y tenían una amistad de muchos años, pues llevaban toda su vida dándonos días grises y fríos. Decía de la lluvia que que tenía los ojos azules y el pelo claro, pero se equivocaba, no eran azules, sin embargo acertaba con que vestía de negro, no sé, llamadla loca. Pero las cosas cambian, y un día cambió todo de golpe, pareció aquello un huracán que arrasó todo lo que había por su paso, y como en la vida, que hoy te lo da todo y mañana no hay nada, para su desgracia no llueve eternamente. ¿Habría olvidado aquella chica al viento?. Como va a olvidarle, si era el amor de su vida, pero la lluvia quería que dejara de escribir de él, de recordarlo o de pensarle, pues solo fueron compañeros de vida, y el viento era su amigo, y sentía que ella no se había parado a darse cuenta del daño que le podía estar haciendo al viento escribiendo de la lluvia sin que lo supiera. Para la lluvia, no corrieron tiempos felices, su historia con aquella chica tuvo algo más que 26 páginas de un libro, pero había cambiado de opinión sobre ella, incluso creía que no era buena, ni siquiera honesta con él ni con su amigo, y no quería ver más ojos azules en sus historias, ni más color negro en su piel, no quería saber de ella. Se les escapaban el tiempo, como si los días las semanas y los meses unidos en cadeneta, formaran bloques indivisibles en donde los momentos fueran imposibles de aislar, en donde el ahora arrastrado por la corriente, no hallara un sitio libre donde posarse y descansar.

    -Mañana hará sol.
    Le dijo al viento.

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