proverbio arabe

1 de enero de 2013

Como besa un marinero a su esposa antes de marchar

Toda yo era una cicatriz, pero a él no le importó.
Besó en mí cada momento no vivido, cada noche sola en mi cama, cada recuerdo guardado en una caja bañada de lágrimas.
Me besó el alma. Y esa cicatriz que llevo por corazón fue desapareciendo, naciendo en ella pequeños capullos que poco a poco florecían. Y ya no dolía, no. Solo escocía al notar sus lágrimas sobre ella. "Mi vida, soy yo la que debería llorar", dije. Él me besó en los labios y en un susurro me confesó: tu dolor es tan tuyo como mío; es lo que tiene el amor.

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