Desde que somos pequeños nos enseñan a mirar para adelante: si nos caemos, tenemos que levantarnos.
En cambio no nos enseñan que es imprescindible el estudiar, aunque sea por un momento, por qué hemos caído para no volver a hacerlo.
Pero no es solo eso.
Nos enseñan a mirar para adelante pero no mirar a través de las cosas. Esto es: vemos unos versos, no al poeta. Tampoco vemos la habitación, nos quedamos en la puerta que la cierra.
¿Por qué no somos capaces de ver que en cada lágrima hay un causante? ¿Cómo podemos no ver que una pelea son sentimientos que hasta entonces habían estado reprimidos?
Pero no, no aprendemos de ello. No vemos a través de ello. Solo vemos la puerta cerrada y maldecimos el no poder entrar en la habitación cuando, quizás, lo único que tenemos que hacer es estirar el brazo y girar el picaporte.

No hay comentarios:
Publicar un comentario