Preguntas

Habláme. Cuéntame cualquier cosa. Cualquier tontería lo que sea. Cualquier cosa con tal de que me haga recordar que sigues a mi lado, que al menos tú no te has marchado.

Este es uno de los momentos en los que grito con todas mis fuerzas pidiendo auxilio pero parece que nadie me escucha. O quizás es que nadie quiere hacerlo.
Puede que sea porque he conseguido espantar a todo el mundo despreciando su ayuda cuando no la necesitaba. Pero en cambio, ahora sí la necesito. Y ya no hay nadie que me tienda su mano para ayudar a levantarme.
Ahora mismo solo busco una respuesta, pero solo consigo encontrarme con más preguntas. Preguntas que se responderían fácilmente con la ayuda de la gente.
Y es que, ¿realmente he cambiado tanto?
Pensé que cambiar sería bueno. Pero tampoco me esforcé en un cambio radical. Ha venido así, de repente. Sin yo pedirlo. Lo juro.
Puede que quisiese cambiar mi forma de mostrarme ante los demás. Pero nunca fue mi intención cambiar también por dentro.
Y ahora me encuentro aquí, sin saber la verdadera respuesta. La verdadera solución al problema. Porque, es un problema ¿no? Al menos eso me han dado a entender.
No sé.
La verdad es que ya no entiendo nada.
Pero por favor. No te vayas. No me dejes completamente sola ahora. Tú también no. Por favor.
Yo seguiré gritando por si tengo suerte y alguien me escucha y acude a socorrerme.