
No voy a buscar un pretexto, una escusa o una razón. Apareciste en el
momento en el que más lo necesité y no te separaste de mi lado. La verdad es que no sé por qué lo hiciste. Pero ya he dicho que no busco motivos. La cuestión es que lo hiciste y desde entonces me siento en deuda contigo. Mentiría diciendo que nadie más estuvo ahí, pero eres tú el único que estuvo
siempre. Y así ha seguido siendo. No me puedo quejar, ni mucho menos. Sigo pudiendo contar contigo en cualquier
momento.
Y saber eso me hace, no sé, feliz.
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