Pero me atreví a esto último. Me fui a tu lado, con el miedo a que rechazases mi ayuda, y te ofrecí un abrazo para demostrarte que estaba ahí, apoyandote, que no iba a dejar de hacerlo.
Pero ahora llegaba la parte más complicada: en pocos segundos tenía que ser capaz de dar con las palabras adecuadas. Contigo en realidad no me fue difícil: te conozco lo suficiente, o eso creo, para saber qué querías escuchar realmente que fuese verdad.
Y así lo hice, te dije todo lo que pasó por mi mente a fin de conseguir en ti una sonrisa.
Poco tiempo después creí ver una de ellas en tu cara pero, aún no era el momento de parar. Tenía que asegurarme de que tu sonrisa durase toda la noche.
Con esto quiero decirte que en el momento que tu sonrisa empiece a consumirse, que me llames tan rápido como puedas, que ya me encargaré yo de volver a encenderla, ¿vale?
Porque te lo mereces cariño,
te quiero Lety.
No hay comentarios:
Publicar un comentario