"En noches así siempre se anda uno preguntando cuánto ha olvidado y cuánto de todo esto va a recordar en el futuro. Después los antidepresivos detienen todos esos malditos neurotransmisores y uno ya no se pregunta nada. […] No puedo recordar el nombre de las enfermedades, pero recuerdo el dolor. Como alguien que ha perdido la casa y aún guarda la llave."
-Tokio ya no nos quiere.
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