Ha empezado a llover.
Pero sólo chispear.
No me puedo mojar.
No me puedo escapar.
El minutero pasa y pesa.
Los recuerdos sólo pesan.
He sentido una caída al vacío, pero no estaba dormida. Y ahora qué.
Vamos a jugar a que yo vuelvo a creer.
Vamos a jugar, que yo no quiero crecer.
Que no me duermo.
Pero no estoy triste, pero no lloro.
¿Y si ya no sueño más?
Y Oniria se volvió Insomnia, aunque esta vez no unieron su dualidad.
Las cuatro y quince me parece una hora excelente para desaparecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario