Pequeño Ícaro, te presto mis alas, pero llévame contigo. O si lo prefieres, te enseño a volar sin levantar los pies del suelo. ¿Vosotros no os habéis derretido nunca? Es que dice Daniel Valdés que eso es cosa de ángeles, no de vagabundos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario