La cara le arde pero, por otra parte, siente un gran escalofrío recorriendo todo su cuerpo.Aprieta con fuerza sus puños intentando evitar, aunque en vano, un fuerte temblor de pies a cabeza. La ansiedad está a punto de terminar con su fuerza de voluntad pero tiene que ser fuerte y superar esta prueba. Desgraciadamente este es sólo el principio y la próxima vez el reto será aún mayor: le separarán del entorno al que está acostumbrada para sumergirle en un mundo lleno de tentaciones durante más tiempo, donde querrá recurrir indudablemente a su droga. Pero no puede. Prometió ser fuerte y eso tiene que hacer. Una promesa es una promesa y, por tanto, tiene que cumplirla al igual que todas las que a él le ha hecho. Coge la cerveza del suelo y le da un buen trago mientras, con la otra mano, saca la cajetilla de cigarros para encender uno de ellos con una profunda calada
Ya no puede más. La espera le está matando y le encantaría romper la promesa pero sabe que no debe hacerlo o, de lo contrario, jamás se lo perdonaría a sí misma.
Puto síndrome de abstinencia.
Necesita una dosis de algo fuerte, de todo lo que le rodea. Si lo hiciese nadie tendría que enterarse. Pero ella misma lo sabría y para ello eso es más que suficiente para suponer un castigo a cumplir durante un largo futuro. O quizás no tan largo.Tantas cervezas se le empiezan a subir a la cabeza pero ni siquiera eso le parece bastante.Abre otra cerveza más y desea que esto le sea suficiente por el momento.
Aunque sabe de sobra que no lo será.
No hay comentarios:
Publicar un comentario