Esta vez no podremos vernos en este día tan especial pero, desgraciadamente, no porque no queramos sino porque yo no estoy.
Lo sé, yo no he elegido cuándo irme de viaje pero finalmente ha coincidido con esta fecha marcada.
Sé que me harás retirarlo nada más leerlo pero sí, lo siento enormemente.
Sé que me harás retirarlo nada más leerlo pero sí, lo siento enormemente.
Puedes intentar hacerme pensar que yo no tengo la culpa de estar ahora en Alemania, mientras tú permaneces en Sevilla, la mágica ciudad que nos unió y la que no permitirá que nos separemos. Pero no es así, y lo sabes.
Tuve la opción de quedarme contigo pero elegí marcharme y a estas alturas no sabría decirte si me arrepiento o no.
Todo lo que sé con certeza es que te echo muchísimo de menos.
Recuerdo que una de las condiciones que me pusiste para dejarme ir era que no podía echarte de menos pero no puedo cumplirla.
Absolutamente todo me recuerda a ti. Es más, quiero recordarte en todo momento y es por ello por lo que metí tu camiseta en la maleta la primera de todas, para asegurarme de no olvidarla, al igual que hice con tu desodorante. O más bien el mío ya que no soportaría que se me acabase el bote durante mi estancia.
La otra condición que me pusiste fue que me lo pasase bien y, bueno, esto no está mal de momento, tengo que reconocerlo.
Pero, por último, me pediste por favor que no cayese por mi mejilla ni una sola lágrima. Lo siento pero, al igual que la primera norma, esta me ha sido imposible cumplirla.
Lloré en nuestra despedida, lloré el día antes de irme y lloraré todos los días martirizándome por haber elegido separarme de tu lado. Pero ya lo sé, no me puedo poner tan dramática. Son dos semanas y por fin estaremos juntos de nuevo. Incluso dormiremos juntos, lo hemos prometido. Pero es que esta es la primera vez que nos separamos durante "tanto" tiempo y han pasado pocos días y esto ya se me está haciendo interminable.
El hecho de pensar en el último beso de despedida que nos dimos hace que me replantee la posibilidad de volver. Pero no puedo, te juré que vendría y aquí me tienes; intentando hacer frente a mis miedos. El miedo a perderte.
Vale, lo sé. Es absurdo que ahora tema esto cuando estamos mejor que nunca. Pero, ¿es que acaso tú no has sentido nunca miedo por que esta perfecta relación llegue a su fin? ¿Por que todo lo que sentimos pase a formar un simple recuerdo.
Perdóname, te prometí estar happy happy en todo momento. No es que no lo esté, de verdad. Es que, simplemente, te echo de menos.
Pero bueno, hoy es un día especial y debería aprender a dejar a un lado las lágrimas.
Así que vuelvo a pronunciar otra de las palabras que me harás retirar cuando hablemos. Gracias.
Sí, gracias. Gracias por todo y gracias por nada.
Sé que suena un poco maleducado y grosero lo del "gracias por nada" pero es que me dirás que todo lo que haces por mí, lo haces porque me lo merezco. Por eso lo digo, simplemente.
Y también te doy las gracias por todo porque para mí es eso lo que haces día a día: todo.
Porque para mí es eso lo que significas en mi vida: todo.
Por más que me asegures que eso jamás pasará, te lo vuelvo a pedir: por favor, no me dejes nunca.
No me atrevo a decir que nadie te amará como yo lo hago, porque no conozco a las mujeres que se enamorarán de ti en un futuro pero sí que te puedo decir que jamás amaré tanto como lo hago contigo a nadie. Porque, en cambio, si conozco los límites de mis sentimientos.
Pensándolo bien, incluso de esto dudo.
Creí cuando empezamos a salir que ya te quería demasiado incluso pero día a día me sorprendo dándome cuenta de cuan enamorada estoy de ti. Sé que cuan es una palabra anticuada. Pero me encanta, al igual que efímero.
En cambio en este escrito no quiero usar ese término ya que es completamente opuesto a lo que quiero expresar. Mi intención es hacerte ver que te amo y que siempre lo haré. Por mucho tiempo que pase, por muchas personas que conozca que, según tú, puedan ser mejores o, simplemente, por muy lejos que estemos.
Te amo y te amaré con una fuerza inimaginable que, sinceramente, no sé de donde proceden.
Será que el amor consiste en eso. En, por pocas fuerzas o ilusión que te quede, poder encontrar una esperanza infinita en la otra persona la cual consigue con una simple mirada que todo tu mundo mejore y con una sonrisa haga que te conviertas en la persona más feliz del mundo.
Eso es lo que consigues conmigo.
Algunas personas piensan que estoy un poco obsesionada contigo, que no merece la pena pasar tanto tiempo de mi día pensando en ti. En cambio yo creo que se equivocan.
24 horas para mí no son suficientes. Para ti, mejor dicho. Te mereces mucho más que eso porque eso es lo que tú me entregas.
Si te digo la verdad, puede que tengan algo de razón y lo mío empiece a ser enfermizo. Pero, de verdad, no me importa siempre y cuando tú seas mi dulce locura porque en cada beso tuyo encuentro la preciada cordura al regalarme tu mundo en el choque de nuestras lenguas las cuales, batallando, dicen todo aquello que nosotros como simples mortales no sabemos decir.
Simples mortales. Suena duro el saber que un día todo esto acabará por el poder de la muerte, que todo lo arrebata y nada perdona.
Yo, gracias a ti, ahora soy valiente; de verdad. Ya no tengo miedo. No tengo miedo a nada ni si quiera al olvido de una enfermedad, que todo se lo lleve como un soplo de aire. Ni a esta enemiga a la que pinten de negro.
Ya no tengo miedo porque sé que pase lo que pase nos seguiremos amando y nada ni nadie, por científicamente incorrecto que parezca, logrará impedirlo.
La otra condición que me pusiste fue que me lo pasase bien y, bueno, esto no está mal de momento, tengo que reconocerlo.
Pero, por último, me pediste por favor que no cayese por mi mejilla ni una sola lágrima. Lo siento pero, al igual que la primera norma, esta me ha sido imposible cumplirla.
Lloré en nuestra despedida, lloré el día antes de irme y lloraré todos los días martirizándome por haber elegido separarme de tu lado. Pero ya lo sé, no me puedo poner tan dramática. Son dos semanas y por fin estaremos juntos de nuevo. Incluso dormiremos juntos, lo hemos prometido. Pero es que esta es la primera vez que nos separamos durante "tanto" tiempo y han pasado pocos días y esto ya se me está haciendo interminable.
El hecho de pensar en el último beso de despedida que nos dimos hace que me replantee la posibilidad de volver. Pero no puedo, te juré que vendría y aquí me tienes; intentando hacer frente a mis miedos. El miedo a perderte.
Vale, lo sé. Es absurdo que ahora tema esto cuando estamos mejor que nunca. Pero, ¿es que acaso tú no has sentido nunca miedo por que esta perfecta relación llegue a su fin? ¿Por que todo lo que sentimos pase a formar un simple recuerdo.
Perdóname, te prometí estar happy happy en todo momento. No es que no lo esté, de verdad. Es que, simplemente, te echo de menos.
Pero bueno, hoy es un día especial y debería aprender a dejar a un lado las lágrimas.
Así que vuelvo a pronunciar otra de las palabras que me harás retirar cuando hablemos. Gracias.
Sí, gracias. Gracias por todo y gracias por nada.
Sé que suena un poco maleducado y grosero lo del "gracias por nada" pero es que me dirás que todo lo que haces por mí, lo haces porque me lo merezco. Por eso lo digo, simplemente.
Y también te doy las gracias por todo porque para mí es eso lo que haces día a día: todo.
Porque para mí es eso lo que significas en mi vida: todo.
Por más que me asegures que eso jamás pasará, te lo vuelvo a pedir: por favor, no me dejes nunca.
No me atrevo a decir que nadie te amará como yo lo hago, porque no conozco a las mujeres que se enamorarán de ti en un futuro pero sí que te puedo decir que jamás amaré tanto como lo hago contigo a nadie. Porque, en cambio, si conozco los límites de mis sentimientos.
Pensándolo bien, incluso de esto dudo.
Creí cuando empezamos a salir que ya te quería demasiado incluso pero día a día me sorprendo dándome cuenta de cuan enamorada estoy de ti. Sé que cuan es una palabra anticuada. Pero me encanta, al igual que efímero.
En cambio en este escrito no quiero usar ese término ya que es completamente opuesto a lo que quiero expresar. Mi intención es hacerte ver que te amo y que siempre lo haré. Por mucho tiempo que pase, por muchas personas que conozca que, según tú, puedan ser mejores o, simplemente, por muy lejos que estemos.
Te amo y te amaré con una fuerza inimaginable que, sinceramente, no sé de donde proceden.
Será que el amor consiste en eso. En, por pocas fuerzas o ilusión que te quede, poder encontrar una esperanza infinita en la otra persona la cual consigue con una simple mirada que todo tu mundo mejore y con una sonrisa haga que te conviertas en la persona más feliz del mundo.
Eso es lo que consigues conmigo.
Algunas personas piensan que estoy un poco obsesionada contigo, que no merece la pena pasar tanto tiempo de mi día pensando en ti. En cambio yo creo que se equivocan.
24 horas para mí no son suficientes. Para ti, mejor dicho. Te mereces mucho más que eso porque eso es lo que tú me entregas.
Si te digo la verdad, puede que tengan algo de razón y lo mío empiece a ser enfermizo. Pero, de verdad, no me importa siempre y cuando tú seas mi dulce locura porque en cada beso tuyo encuentro la preciada cordura al regalarme tu mundo en el choque de nuestras lenguas las cuales, batallando, dicen todo aquello que nosotros como simples mortales no sabemos decir.
Simples mortales. Suena duro el saber que un día todo esto acabará por el poder de la muerte, que todo lo arrebata y nada perdona.
Yo, gracias a ti, ahora soy valiente; de verdad. Ya no tengo miedo. No tengo miedo a nada ni si quiera al olvido de una enfermedad, que todo se lo lleve como un soplo de aire. Ni a esta enemiga a la que pinten de negro.
Ya no tengo miedo porque sé que pase lo que pase nos seguiremos amando y nada ni nadie, por científicamente incorrecto que parezca, logrará impedirlo.
Gracias por hacerme entender esto.

No hay comentarios:
Publicar un comentario