Miedo al amor. Qué cosa más absurda, ¿no? ¿Por qué íbamos a tener miedo a enamorarnos?Parece ridículo ya que el amor es completamente lo contrario. El amor es valentía; es lanzarse al vacío sin tener la certeza de que alguien te coja al caer. Es soportar un no por respuesta.
El amor es algo bonito. Es poder volar sin alas aunque sea por un momento; es no importarte renunciar a todo lo que tienes por esa persona tan especial. A mí desde luego no me importa darlo todo por ti, por mi vida, mi amor, mi corazón. Mi todo.
Quizás el miedo se base en esto, en dar demasiado posiblemente a cambio de nada.
Vale, eso ha podido ser bastante injusto por mi parte; es a cambio de todo. A cambio de algo que te cambia la vida aunque sea solo por el instante en el que el amor dure: la felicidad.
Pero, volviendo a lo de antes, he llegado a la conclusión de que uno de los aspectos que tanto miedo nos puede producir enamorarnos es sentirnos indefensos al cederle nuestra pequeña protección al otro para sentirnos resguardados con su mera presencia. Supongo que lo que nos asusta es entender que le hemos dado a la otra persona el poder de hacernos daño, de patalearnos, de pisarnos una vez en el suelo y, por último, arrancarnos el corazón y llevárselo mientras se marcha a los brazos de otra persona que le ofrezca más calor.
Pero, ¿no se ha dicho siempre que el amor se basa en la mutua confianza? Pues ya está. ¿Por qué vamos a pensar que esa persona nos va a hacer daño si con ella estamos realmente protegidos, seguros. Felices?
Entonces, no tengamos miedo al dolor que pueda llegar tras el final de la relación cuando nos asalten los recuerdos.
Dejemos de una vez por toda al puto miedo de lado y vivamos el amor, sin pensar en el final de este, sólo pensando en este magnífico sentimiento que todo lo puede.
No hay comentarios:
Publicar un comentario