
-¿Cómo puedo hacer que dejes de pensar eso?
-No lo sé, la verdad. Pero, en realidad, hay momentos en los que me gusta planteármelo.
-No lo sé, la verdad. Pero, en realidad, hay momentos en los que me gusta planteármelo.
-Sólo consigues sufrir.
-Puede, pero también me hace darme cuenta de hasta qué punto me dolería perderle, de hasta qué punto lo necesito en mi vida. De hasta qué punto le quiero.
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