proverbio arabe

16 de enero de 2011

Nuestras manos.

De repente, tu mano roza la mia. Es un instante pero produce en mí una extraña sensación, y me gusta.
No sé si es porque te has dado cuenta de ello o porque tú también has podido experimentar ese mismo efecto, pero el caso es que me das la mano, y lo haces con fuerza.
Ese momento es para mí algo increible, indescriptible incluso.
Me atrevería a decir que el mejor momento de todos. No, eso no es verdad. Hubo uno mejor. Pero este, no se quedaba atrás, enserio.
No sé cuánto conseguí transmitir a través de ese simple gesto pero te aseguro que me habría encantado que hubieras comprendido todo lo que pretendía decirte.
Buscaba darte a entender que el hecho de estar por fin ahí, contigo, me producía incluso miedo. Temía no volver a ser tan feliz en mi vida.
Quería agradecerte que me estuvieses tratando tal y como lo estabas haciendo, cuidandome como a una auténtica princesa.
Intentaba unirme a ti para siempre, y demostrarle al mundo que jamás nos conseguirán separar. Nunca.
Pero, sobre todo, quería darte a explicarte que te amo, te amé desde el primer momento y te amaré durante toda la vida.

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